Durante el primer acto, que más bien es de carácter expositivo, el público conoce los pormenores preliminares de la historia y siente la atmósfera inglesa de principios del siglo XX.
En el segundo acto, la historia va provocando risas nerviosas que culminan en gritos de franco terror y pavor al final de la historia. Logrando que cada persona se paralice de miedo en su butaca ante todos los fenómenos inexplicables que está presenciando.
A fin de cuentas el espectador es quien descubre que la leyenda de “La Dama de Negro” va más allá de una ficción teatral.
En el segundo acto, la historia va provocando risas nerviosas que culminan en gritos de franco terror y pavor al final de la historia. Logrando que cada persona se paralice de miedo en su butaca ante todos los fenómenos inexplicables que está presenciando.
A fin de cuentas el espectador es quien descubre que la leyenda de “La Dama de Negro” va más allá de una ficción teatral.
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